Hay gente que va al gym. Hay otras que van al salón o a un spa.
Yo voy a Figurella.
Hola, soy Maria Amelia Cerón Victoria… y… les tengo una confesión… este lugar se ha convertido en mi favorito para desconectarme del mundo (y reconectarme conmigo).

Y no solo por los movimientos, el módulo térmico y el oxígeno —que, claro, funcionan—, sino porque es mi momento del día, mi espacio de desconexión, mi mini “terapia” con risas, movimiento y buena música.
Desde que llego, ya me cambia el humor. Las chicas me reciben con una energía que contagia, y aunque mi cuerpo a veces llegue arrastrándose, el alma siempre se va renovada. Hay días en los que la disciplina le gana al “excitement” (sí, no todos los días estoy motivada), pero igual me pongo mis leggings y voy. Porque sé que siempre vale la pena.
Y es que esto no es rutina. Es por mí y para mí.
Para mí, Figurella no es una obligación más del día. Es ese momento que me reservo, ese regalito que me hago. Me gusta pensar que no voy por costumbre, sino porque me hace bien. Es un momento solo para mí, en el que me reto a ser mi mejor versión, aunque sea poquito a poquito, con constancia y sin presiones.
Y sí, mientras hago mis ejercicios, canto las canciones, hago chistes con las asistentes, y entre una repetición y otra, soltamos una risa o hablamos de la vida, las uñas o hasta de nuestras vidas amorosas. Porque en Figurella siempre hay “chercha”, y ese ambiente tan humano es lo que lo hace diferente.
Un “date” conmigo misma (con música y muchas chicas de buena vibra)
Mis sesiones en Figurella son como una cita conmigo. Llego, me cambio, me meto en mi cápsula con la música encendida y siento que, aunque estoy ejercitando mi cuerpo, también estoy liberando la mente. Me encanta saber que estoy cuidándome desde adentro, que cada paso me lleva a sentirme más fuerte, más ligera y más en sintonía conmigo.
Y lo mejor es que no se trata de compararme con nadie, ni de seguir un ritmo que no es el mío. Aquí avanzo a mi manera, con un equipo que me acompaña, me anima y me entiende.
Sudor, risa y good vibes
Figurella me ha enseñado que cuidarme no tiene que ser una lucha. Puede ser alegre, puede tener ritmo, puede tener cariño. No solo mido mi progreso en centímetros, sino en cómo me siento, en cuántas veces me he reído, y en cómo salgo con más energía de la que llegué (literalmente).
Así que sí, soy clienta de Figurella. Pero también soy fan.
Fan de todo lo que representa para mí: un espacio donde me muevo, me reto, me río y me reconozco. Un lugar donde siempre hay música, conversación y buena vibra.
Y donde, día tras día, me elijo.
